Otra noche en ruinas
1
Cuando anochece
la niebla se hace oscura en las colinas,
púrpura de lo eterno,
pasa un último pájaro
—flop, flop— que adora
solo el instante.
2
Hace nueve años,
en un avión toda la noche en tumbos
sobre el Atlántico,
pude ver, encendida
por los rayos que le salían,
la cara de mi hermano en una nube
que miraba hacia abajo en el azul,
instantes del Atlántico
a la luz de un relámpago.
3
A veces me decía:
«¿Para qué sirve un día?
Esa hoguera que enciendes en la cima
de la desesperanza
podría iluminar el cielo inmenso,
aunque para incendiarlo, es cierto,
tendrías que arrojarte tú a las llamas…»
4
Se rasga el viento en los aleros
de estas ruinas, vacío,
flauta fantasma de los ventisqueros
que afuera en la tiniebla se levantan:
barrancas invertidas donde barre
la noche nuestras alas arrojadas,
nuestras plumas manchadas por la tinta.
5
Escucho.
No oigo nada. Solo
la vaca, la vaca
de este vacío, mugiendo
hasta los huesos.
6
¿Es eso un gallo?
Revuelve
la nieve
buscando
un grano.
Lo encuentra. Le saca llamas.
Se agita. Cacarea.
Brotan
de su frente las llamas.
7
¿Cuántas noches le tomará
a uno como yo aprender
que al fin no estamos hechos de ese pájaro
que se lanza a volar de sus cenizas,
y que nosotros,
cuando entramos en llamas, no tenemos
más trabajo que abrirnos
y ser
las llamas?
GALWAY KINNELL
Versión de A. A., también aquí