Las balas y el badajo

El soldado

No era malo al nacer. Pero ahora anochece
y, humillando a las lámparas, aunque es ciego, se enciende.

Lleva un gorro de piel rojiza en la cabeza
y cuelgan en su bolsa dos balas de mosquete.

Ho Xuang Huong 
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Ho Xuan Huong

Publiqué esta traducción en el número 11 de (paréntesis) en junio de 2001. Desde luego no es directa: vierte la espléndida versión de John Balaban en Spring Essence, que incluye la poesía casi completa de Ho Xuang Huong.

Se sabe poco de la legendaria poeta, cuyo nombre significa “esencia de primavera”. Debió de nacer en Vietnam entre 1775 y 1780. Fue concubina de Tran Puc Hien, gobernador de la provincia de Yen Quang (hasta que, acusado de aceptar un soborno, fue ejecutado por orden del Emperador), quizá del prefecto de Vinh Tsuang y sin duda de cierto funcionario menor, del que se burla en algún pasaje. Poco después de su muerte, hacia 1820, su tumba se volvió lugar de peregrinación y tópico poético. Quizá no sea autora de todos los poemas que se le atribuyen: hubo quienes se acogieron a la sombra protectora de su nombre para publicar algunos que, como los suyos, transgredían abiertamente la ética confuciana haciendo escarnio del matrimonio y de los hombres como de funcionarios y sacerdotes. No es extraño que la poesía de Ho Xuang Xuong recurra con frecuencia al doble sentido y la alusión. Sorprende que haya sido escrita en Hanoi a principios del siglo XIX y no en Berkeley o Nueva York a fines del siglo pasado. El poema de esta página, por ejemplo, hace pensar en el muy conocido de Sharon Olds:

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El pene del Papa


Cuelga debajo de sus ropas, suave
badajo, corazón de la campana.
Se mueve si él se mueve, pez en un fantasmal
halo de algas de plata, la pelambre
meciéndose en lo oscuro y el calor —y en la noche,
ya vencidos los párpados, se yergue
para alabar a Dios.

Sharon Olds