Una modesta observación

Vengo leyendo desde hace meses, enunciada de diversos modos, la idea de que “la mayoría teme el regreso del PRI”. Es una creencia muy extendida entre una minoría que, como muchas, tiene la impresión de ser la mayoría. Inexplicablemente.

Al 40% o poco más que, según las encuestas, votará por Enrique Peña Nieto, hay que sumar una buena parte de los panistas que, como Vicente Fox y Manuel Espino pero sin su indignidad, prefieren la vuelta del PRI al triunfo del PRD, y que se sentirán aliviados si no obtiene la Presidencia. El PRD debería tenerlo claro, luego de dos sexenios de hablar de un PRIAN del que mendigan ahora sus partidarios el que llaman voto útil.

Hay también, por supuesto, una considerable porción de mexicanos que por desencanto, escepticismo o indiferencia, da por sentado que cualquiera que gane será malo. Y, last but not least, los que no somos partidarios de Peña Nieto pero pensamos que ninguno de los candidatos representa una gran esperanza pero tampoco una amenaza de proporciones mayúsculas sino que todos tienen pros y contras y el país irá, necesariamente, para mejor.

Aun si el PRD se alzara con la victoria, y lo hiciera con más de la mitad de los votos, posibilidad harto improbable, es claro que una parte considerable de sus partidarios actuarían movidos por un proyecto, no por un temor.

Es falso que la mayoría de los votantes teman el triunfo del PRI. Decir, como López Obrador y Juan Villoro, que eso revela el masoquismo de los mexicanos, es dar por sentado que la mayoría debería pensar como nosotros.